A veces, el abandono completo del hábito de fumar hace a las personas comer más, aunque no es algo que ocurra a todo el mundo. Sin embargo el temor de engordar algunos kilos, no debe interponerse en la voluntad del fumador que pretende abandonar definitivamente la nicotina. Y es que estas alteraciones transitorias en su metabolismo, en poco tiempo son asumidas por el organismo y, a lo sumo, puede engordarse entre dos y tres kilos al cabo de un año de haber dejado de fumar. Este sobrepeso suele desaparecer, posteriormente, en poco tiempo.
No obstante, puede tratar de comer más racionalmente que de costumbre, evitando grasas, dulces e hidratos de carbono.
Algunas recomendaciones en la alimentación:
- Puede hacer uso de los típicos tentempiés bajos en calorías, además de las frutas por ejemplo; naranjas, fresones, manzanas, zanahorias...
- Si siente la necesidad de tener algo en la boca, los caramelos o los chicles sin azúcar, son también un buen recurso.
- Beba agua en abundancia, le ayudará a sentirse saciado, y es una buena fórmula para establecer un mínimo control al prescindir de la nicotina, además contribuye a limpiar su organismo de todos los tóxicos.
- Añada algún tipo de ejercicio moderado en su rutina diaria, aunque únicamente sea andar un poco cada día, coger la bicicleta o pasear.
- Intente mantener una dieta saludable y equilibrada. La adopción de la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras y pescado, contribuirá sin duda a ello.
Fuente empleada para la redacción de la información:
Guía prática de apoyo para dejar de fumar, con la colaboración especial de Glaxo Smith Kline.
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